Seguimos en la provincia argentina de Chaco. Despertamos en Villa Río Bermejito, un paraje espectacular enclavado en la orilla de ese río que desemboca en el gigante Bermejo. Gracias a las recientes lluvias que en esta época hacen crecer las aguas, nos recibe un paisaje verde y de fauna exuberante. Nos acompañan monos aulladores, garzas, colibrís (o picaflores), venados y más animales que conviven a la vera del Bermejo.
Mientras unos viajeros recorremos en lancha el Bermejito para adentrarnos en el corazón de un Chaco que se parece más al entorno amazónico que a los áridos paisajes que aparecen en el imaginario popular de los países que lo forman: Argentina, Paraguay y Bolivia, otros quedan en las cabañas trabajando en sus proyectos.. Algunos dándoles forma y otros procesando todo lo que hemos ido viviendo estos cinco primeros días.
Por la tarde, guiados por Raúl de León, maestro, técnico agrícola y forestal, apasionado por el bosque y la vida, conseguimos entrar en el bosque conocido como el Impenetrable y pronto descubrimos por qué es llamado así. En esta época del año inmensos quebrachos, cactus, algarrobos y vinales conviven con el famoso samu’u en flor, también llamado palo borracho, y cuya encorvada figura y sus flores blancas y amarillas le convierten en uno de los árboles más característicos del Gran Chaco.
Es imposible caminar a través del Impenetrable sin un machete. Raúl comparte con nosotros su sabiduría, su ojo experto que detecta una grandiosa variedad de tipos de árboles y pájaros sin dudar un segundo. Con él llegamos también a territorio del pueblo qom, que posee de forma comunitaria unas 150.000 hectáreas de bosques, a unos 80 kilómetros de la ciudad de Castelli, bajo la Asociación Comunitaria Meguesoxochi.
Nuestro guía nos explica que la zona sufre una continua deforestación por parte de empresas sojeras, ganaderas y madereras y nos conmina a extender el amor por la naturaleza que él comparte con los pueblos nativos del lugar.
Hablamos con aldeanos y paseantes para conocer mejor sus necesidades, hacemos fotos y entrevistas y subimos de nuevo a los siete coches que nos transportan para continuar por los difíciles caminos hasta la ciudad de Castelli.